
Difícil, cómodo, agitado, tranquilo, especial, complejo…
Sea cual sea el adjetivo que uses para describir el día, y definir cómo estuvo, o describir las emociones que ese día haya generado en ti; te aseguro que ese día, también va a pasar…
Todo pasa, todo… lo lindo que vives hoy, pasará, y te aseguro que luego vendrá algo mejor; lo doloroso que atraviesas, pasará, para que luego venga la risa; la lluvia que disfrutas o no, pasará, y luego saldrá un lindo sol.
Y es que cuando atravesamos un MOMENTO, creemos que será eterno y que nos costará salir de él, de esa situación, de ese estado; pero sinceramente, la vida está llena de MOMENTOS, muchos gratos, agradables y llenos de satisfacción, que quedarán en el recuerdo de cada uno de los que lo viven; y otros tantos que quizá no serán de nuestro agarado, causarán dolor, tristeza o frustración.
Sin embargo, ambos momentos pasarán y al final será solo un MOMENTO VIVIDO, que dejó un recuerdo y una experiencia en ti…
Entonces, ¿qué hacer en los escenarios en los que vivimos esos momentos? Todos reaccionamos diferentes, todos gestionamos las emociones diferentes, y actuamos diferentes. Pero hay 3 cosas que nos pueden servir:
1.- Dejar todo en manos de Dios. Él es el único que nos sostiene en momentos de angustia, de dificultad, pues no hay lugar más seguro que estando bajo sus alas.
2.- Respira profundo. Respirar siempre ayuda, además tiene beneficios que te ayudan a liberar estrés, y a tener mejor perspectiva de la vida y de la situación que estés atravesando.
3.- Rodéate de personas de fe. De esas que te inspiran, te acompañan y te escuchan. Muchos les llaman «personas vitamina», y es que literar así son, te ayudan a reiniciar la vida, a saborear las cosas diferentes y a ver un camino diferente.
Quizá estas acciones te ayuden, pero lo mejor es que puedas descubrir eso que te pueda ayudar a encontrar una solución a lo que vives, que eso que haces se convierta en una buena oportunidad donde poder encontrar una salida al MOMENTO que atraviesas. Nada durá para siempre.